lunes, enero 30, 2006
Paris la nuit
Siento sus dedos en mi espalda. Tumbada bocabajo sus manos me acarician suavemente recorriendo mi columna desde la nuca.
Se tumba a mi lado y me abraza, girándome hasta tener mi espalda contra su pecho. Puedo sentir su respiración, lenta, profunda, tranquila.
Disfruto unos momentos del abrazo, del tacto de su piel del color que desprende su cuerpo. Me giro hacia él, le abrazo y beso sus labios con ternura. Hacemos el amor mientras mis labios recorren su cuello. Sus manos firmes sujetan mi cuerpo, marcando el ritmo, haciéndome sentir cada roce, llenándome de felicidad.
Nuestros cuerpos se unen en un momento mágico. Durante unos segundos puedo sentir su cuerpo como si fuera mío.
Nos fundimos en un abrazo. Se incorpora y me mantiene entre sus brazos, siento la satisfacción de ser indestructible, nada puede hacerme daño.
Y en sus brazos rompí a llorar. Tal vez de felicidad, tal vez de pena, por todo y por nada.
Cubierta con el susurro de su voz, diciéndome palabras cariñosas, se hizo la eternidad, invadida por una paz extraña. Mi amante imaginario se difuminó, desapareciendo de mi mente, dejándome en el paladar el sabor agridulce de aquel libro de Valérie Tasso y la duda eterna sobre el verdadero amor.
¿Amamos acaso a esa persona o a la sombra formada por la fantasía idealizada que fabricamos en ella?
Se tumba a mi lado y me abraza, girándome hasta tener mi espalda contra su pecho. Puedo sentir su respiración, lenta, profunda, tranquila.
Disfruto unos momentos del abrazo, del tacto de su piel del color que desprende su cuerpo. Me giro hacia él, le abrazo y beso sus labios con ternura. Hacemos el amor mientras mis labios recorren su cuello. Sus manos firmes sujetan mi cuerpo, marcando el ritmo, haciéndome sentir cada roce, llenándome de felicidad.
Nuestros cuerpos se unen en un momento mágico. Durante unos segundos puedo sentir su cuerpo como si fuera mío.
Nos fundimos en un abrazo. Se incorpora y me mantiene entre sus brazos, siento la satisfacción de ser indestructible, nada puede hacerme daño.
Y en sus brazos rompí a llorar. Tal vez de felicidad, tal vez de pena, por todo y por nada.
Cubierta con el susurro de su voz, diciéndome palabras cariñosas, se hizo la eternidad, invadida por una paz extraña. Mi amante imaginario se difuminó, desapareciendo de mi mente, dejándome en el paladar el sabor agridulce de aquel libro de Valérie Tasso y la duda eterna sobre el verdadero amor.
¿Amamos acaso a esa persona o a la sombra formada por la fantasía idealizada que fabricamos en ella?
Una canción: Corazón oxidado - Fito y Fitipaldis
Etiquetas: En lo oscuro del alma
Muy bonito a la vez que triste. Tienes que dar clases de escritura alegre, como tu eres.
Un besazo guapa ^^
Muy bonito a la vez que triste. Tienes que dar clases de escritura alegre, como tu eres.
Ya sabes ese libro me lo tienes que pasar ;)
Un besazo guapa ^^
me gusta, yo he sentido en mi vida lo que tu has escrito. cuando nos quedamos sin fuerzas, miramos hacia atras e idealizamos los momentos bonitos de nuestras vidas,(para terminarde undirnos nosotros mismso y resurgir de nuestras cenizas.) pero cuando estamos con fuerzas, frivolizzamos los sentimientos y nos sentimos indestructibles . he dicho. jejeje.
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